Bodil Signe Wedele, ebanista y miembro activa de 3F BJMF, viajó la primavera pasada a Colombia para observar de cerca las condiciones de los activistas sindicales en el país. Yo la acompañé en parte del viaje.
“Colombia es uno de los países del mundo donde es más peligroso ser activo dentro de una organización sindical” cuenta Alberto Vanegas, uno de los líderes de CUT, el equivalente colombiano de LO. Él relata detrás de las ventanas blindadas del sindicato en una casa alta en medio de Bogotá.
Sus palabras son respaldadas por la Trade Union Confedaration, que año con año ubica a Colombia en los primeros lugares de tan tenebrosa estadística. Alberto Vanegas también cuenta que según las estadísticas de CUT, desde 1985 han sido asesinados 3120 activistas sindicales en Colombia. Solamente en 2017 el número fue de 19.
Con miedo de hablar en un café
En un café en la capital colombiana, Bogotá, nos encontramos con Ruby Castaño, que ha vivido muy de cerca la realidad detrás de las sangrientas estadísticas. La mujer de 56 años ha estado activa durante décadas en el sindicato campesino del estado Meta, de donde es originaria.
Habla con voz baja mientras observa constantemente a su alrededor en el local mientras relata sobre su experiencia en Meta, donde inició su lucha gremial en el sindicato campesino Sintragrim.
“Podemos hablar en mi carro en vez de aquí” dice, y continúa “Uno no sabe nunca quién puede estar escuchando. Y si ellos hablan sobre mí a quienes quieren lastimarme. Eso podría ponerme en peligro. Después de todo hay una razón por la cual yo tengo guardaespaldas” dice Ruby con voz dura entre tazas de café y charlas de las mesas vecinas.
Vivir con amenazas de muerte
Poco después nos sentamos en su automóvil, conducido por su agente de seguridad. Tiene los vidrios polarizados.
“Cualquier lugar público es potencialmente peligroso en Colombia. Especialmente si uno habla de temas candentes. De verdad es bastante desagradable hablar en un lugar donde uno no sabe quién está escuchando. En Colombia se incrementa marcadamente el riesgo si uno es izquierdista o sindicalista” cuenta Ruby Castaño, ahora desde el auto con los vidrios oscuros parqueado en una calle en Bogotá.
Ruby ha vivido bajo protección desde 2012 – y ha recibido incontables amenazas de muerte. Muchos de sus camaradas sindicalistas han muerto, asesinados por ser activistas sindicales. Ruby ha tenido que abandonar el barrio donde nació en Meta y mudarse a Bogotá por razones de seguridad. Ella vive sola, sin sus hijos ni sus padres para no ponerlos en riesgo. Muchos han sacrificado sus vidas en aras de la actividad sindical en Colombia.
Chaleco antibalas en el asiento trasero
A Bodil, la ebanista danesa, le causó una gran impresión reunirse con Ruby Castaño:
“Su historia personal es bastante fuerte. A ella le afectó enormemente sentarse y hablar con nosotros en el café. Eso me impresionó bastante. Podía verse y sentirse como el miedo la posee. Solamente por querer llevar a cabo su trabajo sindical – y hablar de ello. Antes de viajar a Colombia sabía que los sindicalistas son sistemáticamente perseguidos pero terminé de entenderlo por completo hasta estar sentada en un automóvil con un chaleco antibalas en el asiento trasero”, relata Bodil Signe Wedele, ebanista y miembro de 3F BJMF.
En CUT, Alberto Vanegas cuenta como la falta de justicia por los delitos contra sus camaradas sindicalistas preocupa. Según él, los asesinatos por actividades sindicales que son aclarados no llegan al cinco por ciento. “Es realmente preocupante. La seguridad de los sindicalistas no está garantizada de ninguna manera en Colombia”, dice Alberto Vanegas, miembro de la dirección de CUT.
Sangriento proceso de paz
El gobierno colombiano suscribió un acuerdo de paz con el grupo guerrillero FARC en diciembre 2016. Desde entonces la seguridad ha empeorado. El proceso de paz ha significado una lucha de poder en los territorios que las FARC abandonaron. Una gran preocupación en el proceso de paz en Colombia trata precisamente sobre los asesinatos de los líderes locales, entre ellos los líderes sindicales. Según el ombudsman, del 1 de enero de 2016 al 27 de febrero de 2018 fueron asesinados 282 líderes locales en Colombia.
“Nosotros defendemos los derechos laborales, pero al final de cuentas terminamos defendiendo los derechos humanos – el derecho a vivir” dice Alberto Vanegas de CUT con la voz dura.
La complicada situación de inseguridad preocupa también a Ruby Castaño:
“Aquí hay mucha inseguridad respecto al futuro de nuestro país. Nos preocupa la falta de garantías para nuestra seguridad, para nuestras vidas”, dice Ruby Castaño.
Motiva para el trabajo sindical en Dinamarca
Detrás de los vidrios polarizados en Bogotá le preguntamos a Ruby sobre cómo ha tenido el valor para continuar la lucha, ahora que varios líderes sindicales que empezaron junto a ella en Meta han sido asesinados.
“Son muchos los que han muerto en esta lucha. Yo lucho también por ellos. Espero no terminar como ellos. Se trata de principios en la vida de uno. En no renunciar a luchar, en no sentirse derrotada. También es una lucha por nuestra dignidad. Por un país distinto.” Relata Ruby Castaño.
Bodil Signe Wedele recuerda también la historia de Ruby, sobre los camaradas asesinados:
“Ella casi no puede otra cosa más que continuar con la lucha. Un puede sentir en ella que la lucha la mantiene activa y que aún existe un sentido en todo esto”, razona Bodil Signe Wedele ya de regreso a Copenhague y al trabajo sindical.
“Nuestras realidades son tan diferentes que una casi no puede comparar nuestra lucha sindical. Me siento casi sonrojada sobre nuestras condiciones en el sindicato aquí en Dinamarca. Pero por otra parte me motiva. Esto me ayuda a no tomar nuestros derechos como algo que siempre ha existido. Cuando uno encuentra a alguien a quien el derecho a organizarse se convierte en una pregunta que al final puede resultar en un asesinato, me motiva a continuar con la lucha para defender los derechos que hemos alcanzado en Dinamarca.” Concluye Signe Bodil Wedele